viernes, 11 de septiembre de 2009

DE VUELTA AL COLEGIO (Primera Parte)





Abro mis ojos asustado por el angelical ruido de mis hijos entrando a la pieza.

-¿Puedo hacerte una pregunta? – dijo la terrible voz aún cambiante del Nicolás.
-No.
-Bueno – hizo una pausa y siguió – ¿Tú crees que soy muy porro?
-Tienes promedio 6.2, porro no eres... ¿qué bicho te pica enano retamboreado?
-La profe dijo que éramos unos porros, todos en el colegio, porque habíamos dado jugo en el Simce. Ahora van a ver clases especiales sobre eso... que mula papá... además si nos va mal, van a cerrar el taller de arte, y es la única clase que me gusta.
-¿Cierran el taller si les va mal?

Con la bala pasada, recordé que la Marcela, mi otra hija, había hecho un comentario sobre esto de la educación. Busqué el ranking de los colegios, y ahí me fue quedando clarito. ¡Los pobres iban en el colegio más laucha de la comuna! Era hora de ir a mirar la cosa en terreno, así que esperé mi día libre, y me fui a instalar de sapo.

El edificio había sido bien arreglado, gracias a lo que llamaban el gasto en "educación". Nuestro alcalde había aparecido en la prensa y todo. Pero siento que aquí hay algo más raro que gallina con dientes.

En fin debía mirar con mis propios ojos, Barriendo en la puerta estaba Parrita, quien, muy orgulloso de su establecimiento, se decidió a darme un "tour". Siempre lo he dicho, nadie es más noble que el conserje, ¿no?

Las paredes pintadas, pasillos vacíos, las salas en silencio, callados como lauchitas estos pobres piojos. ¿No podrían estar haciendo un poquito de ruido al aprender? Pasamos por los baños, entonces las revelaciones comenzaron:

-Están recién pintados jefe – dijo Parrita – y han instalado cuatro waters nuevos... lo mula es que no tenemo’ cañerías... así que, bueno seguimos con dos baños operantes no más.

Las duchas del camerino estaban roñosas y con más hongos que aldea pitufa. Luego mi gran guía comenzó a lucirse con la "tecnología computacional". Sala de enlace, la vimos por fuera, porque la cuestión estaba cerrada con llave. La profe de tecnología era la única que podía abrirla.



-Aquí los cabros aprende poguerpoin y guord – siguió el conserje – y tiene interne’, claro que le tenemos todo bloqueado, pa’ que no se pongan a hacer tonteras...
-¿Tonteras?
-Si poh, shatear, ver fotoló, monos shinos, o esa tontera del correo.
-Ah.
-Pucha caballero con toas estas maravillas, me hubiera encantao terminar el colegio.

La biblioteca tenía cuatro libros tristes, mirando la nada. Y en la cancha había dos tremendos arcos, y nadie jugando. Había un laboratorio hecho con proyecto muy costoso del ministerio de educación, había donado hasta ratones de laboratorio, los niños le pusieron nombre Pinky y Cerebro. Uno se les murió de hambre y al otro se lo comió el Cucho, que es el gato del vecino. ¿Esto era más educación? La única diferencia con los coscorrones que me pegaba la señorita Ortiz, era que esos dolían de una.

La hora se me hizo más larga que la infancia de Heidi, entonces: timbre de recreo, ruidos, chillidos. Los más chicos corrían, y los grandotes giraban en por la cancha. Una mocha aquí y allá; los inspectores preocupados de que no se digan garabatos, pero con cara de amargura, como si hubieran comido el café a cucharadas.

Algo me olía más feo que el camarín. La municipalidad no estaba ni al lado con los cabros, echaba una pintada, ponía unos computadores en promoción y le decía gastos en educación. Preferiría que los mocosos metieran más ruido en la sala si están aprendiendo, que jueguen a la pelota para que no se queden atrofiados, que usen la tecnología como la gente del edificio donde trabajo, para comunicarse, sería bueno que los cabros tuviesen buenos recreos, tan buenos como sus clases ¿Y el pobre Parrita? ¿No debería el colegio hacer algo por su educación?

Los pingüinos tenían razón, vamos a hacer algo. ¡Esto no se queda aquí! O sea, este episodio sí, pero la aventura no... se entiende, ¿verdad?

(continuará)

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Un gusto en saludarlo, Simón Paredes para servirle

Quizás a usted no le interese. pero le contaré que fui a nacer, allá por Chanco, hace ya cuarenta años. Usted ya sabe como es esto del amor, y dejé a mi mama y a mi taita, por la Lucía.... por la cresta, mujer más linda nunca había visto; claro, no había visto mucho para entonces.

Como le decía, siguiendo al corazón me fui a instalar en la comuna de Lo Prado, orgullosa, joven y siempre pujante. Si algo me enseñaron mis padres, es a trabajar bien duro, así mi vieja y yo sacamos adelante a dos chiquillos, la Marcela y el Nicolás.

Ahora estoy trabajando de conserje de un gran edificio de oficinas, vi la maravilla del mundo Online, como lo llaman, así que abrí este blog para contarles algunas cositas de mi vida, a más de alguno le habrán pasado, digo yo.

Le doy las gracias a la Marce que enseñó a ocupar el computador y al Nico que dibujó todo super bien.
Aquí mi mail es sparedes2010@gmail.com, para que me envíen algo si quieren. Una cartita de amor, agradecimiento, de todo. Aí estoy.

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La imagen de la semana

  © Esta es una publicación autorizada por el comando de Sebastián Piñera. Santiago de Chile, 2009.

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