viernes, 3 de marzo de 2006

El día en que cambiaron a las amarillas

El otro día estaba en la casa planchando cuando prendí la tele para ver las noticias. Decían ahi del medio de transporte más modernors de Sudamérica, limpiecito. Se llamaba el “Transpalito”, que dividía a las comunas de la ciudad y te mostraban que podías viajar libremente. El señor del dedo decía que serían automáticos con hora, y los tipos serían gentiles, con unos pingüinos que se reían super felices. Anunciaban que, por fin, ya no veríamos a esos choferes más feos que el cuco, y que dejaban a todos más mojados con la lluvia. Ya me había caído más de una vez en la micro y otras me había agarrado a garabatos con la gente, que casi parecían futbolistas peleando una falta. Esos días de torturas terminarían y lo único que tenía que hacer ahora era aprenderme el nuevo recorrido de la liebre, para llegar a mi trabajo que estaba al otro lado de la ciudad. Había llegado un mapa por correo con muchas líneas a mi casa, donde pude ver donde estaba y qué recorridos pasaban por mi casita. Igual no entendía nada. De solo mirarlo parecía más enredado que peluca de rasta, pero me dio lo mismo porque pensé que era más fácil y educativo que antes.


Justo el día que lo inauguraron, me tocó turno en la planta así que me levanté a trabajar y, por lo mismo, iba a probar los nuevos viajes. Sali de mi casa sin miedito y me fui al paradero. Sin embargo noté al ratito que no aparecía ningún alimentador, como le llamaban a las micros chicas. Le pregunté a mucha gente que pasaba por ahí y nadie tenía idea, así que tuve que irme caminando hacia la plaza lejos, donde siempre pasaban las micros.


Llegué allá y me encontré con un montón de gente en una cola más grande que la fila express del supermercado y con los mapas en la mano. Ahí estaba un niñito chico con el mapa que le habían entregado y le pregunté cómo llegar, y me respondió:


-Usted tiene que tomar el troncal 809, caminar dos cuadras, esperar el alimentador Z65, de ahí se baja en una calle con un árbol, trota hacia dos árboles más al oeste. Va a encontrar un paradero, donde se sube a un bus de color celeste, y se baja en una plaza Chacabuco donde tiene que tomar él….


Yo ya no quería más guerra y después de hacer todos esos trámites, me fui a tomar la micro donde me empujaron como huevo en paila. Las señoras decían “aaaaay”, mientras dos gorilones las empujaban para entrar. El operador dijo “se cierra el bus”, y todos abajo al piso del puro frenazo. La micro caminó lenteja hasta la esquina y dio vuelta donde sea. Ahi empecé a ver que ni conocía las casas que ví, que eran más extrañas que las peleas de la farándula, cuando dijeron “aquí termina el recorrido”. Le pregunté al chofer y me dijo:


-Aahhhhh, es que usted tenía que tomar la 806f, que doblaba por el otro lado, que iba para la otra comuna de la zona K. Ahora espera que viene otro troncal de vuelta y se sube al alimentador.


Justo ahí me encontré con la Julita, mi vecina, que me decía:


-Ay Paredes, yo iba para la feria a comprar las verduras y me lo encuentro a usted por acá. Mire que allá me dijeron que un tipo que salía en la tele, venía y llevaba a toda la gente. Fíjese que a mi me llevaron en unos buses de campo. Pero yo vi en los comerciales de la novela a un señor que decía que podías subirte acá y en la micro cabían hasta las sillas de ruedas, y te afirmas en ese fierrito y andas. Eran más felices que perro con dos colas.


Por ahi justo ví que venía un camión y le pedí al joven que me llevara, pero me respondió.


-Me dijeron que hay una página webs donde podís meterte y ver los recorridos. Como que sale el Señor Ministro y te dice” métete aquí y salís por allá”. Pero aquí tengo que dejarte. Mira, en la radio están diciendo que por ahí te subes de esas micros verdes y ahí te lleven “gentilmente”. Como que la gente agradece ahora que te lleven ahí, si no tení las enchuladas marca Transpalitos, pero esas duraran poco en las calles, si acá pura máquina nueva. ¿impeque no?


Ahi caché que me faltaban cinco cuadras para llegar a la pega y partí caminando. A mitad de camino me encontré con el compadre Contreras, que venía en su super joyita último modelo y me dijo:


-Mire compañero a la hora que viene llegando. Yo aquí me vine por la autopista y llegué tranquilito no más. De aquí a la villa no me demoro más de cinco minutos, pero súbase. Lo llevo acá. Mi primo de esos ministerios dijeron que esto funcionaría del uno, con antenitas, azafatas y calefacción, pero como que les faltó algo y no lo pusieron, pero más ratito se lo ponen. Se arregla solito no más y cero peso para los chilenos, acuérdese de mi, cero peso.

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Un gusto en saludarlo, Simón Paredes para servirle

Quizás a usted no le interese. pero le contaré que fui a nacer, allá por Chanco, hace ya cuarenta años. Usted ya sabe como es esto del amor, y dejé a mi mama y a mi taita, por la Lucía.... por la cresta, mujer más linda nunca había visto; claro, no había visto mucho para entonces.

Como le decía, siguiendo al corazón me fui a instalar en la comuna de Lo Prado, orgullosa, joven y siempre pujante. Si algo me enseñaron mis padres, es a trabajar bien duro, así mi vieja y yo sacamos adelante a dos chiquillos, la Marcela y el Nicolás.

Ahora estoy trabajando de conserje de un gran edificio de oficinas, vi la maravilla del mundo Online, como lo llaman, así que abrí este blog para contarles algunas cositas de mi vida, a más de alguno le habrán pasado, digo yo.

Le doy las gracias a la Marce que enseñó a ocupar el computador y al Nico que dibujó todo super bien.
Aquí mi mail es sparedes2010@gmail.com, para que me envíen algo si quieren. Una cartita de amor, agradecimiento, de todo. Aí estoy.

El video de la semana

La imagen de la semana

  © Esta es una publicación autorizada por el comando de Sebastián Piñera. Santiago de Chile, 2009.

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